No hagas descuentos sin justificación: el error que puede hundir tu clínica estética
En el mundo de la estética, es fácil caer en la tentación de bajar precios para captar más clientas.
La agenda floja, la competencia agresiva o la necesidad de generar ingresos pueden llevarte a lanzar descuentos de forma impulsiva. Pero si no lo haces con estrategia, puede que ese “descuento” te salga muy caro.
En este artículo te explico por qué no deberías hacer descuentos sin justificación en tu clínica estética, qué impacto tiene en tu marca y cómo sí puedes usar promociones que fidelicen sin devaluar tu trabajo.
¿Por qué hacer descuentos sin estrategia puede ser un error?
Vamos al grano.
Cuando una clienta ve un descuento sin motivo aparente, automáticamente se activa una señal de alerta de forma inconsciente:
“¿Por qué me están bajando el precio?”
“¿Este servicio no vale lo que pone en la web?”
“¿Me están tratando igual que a todo el mundo?”
Y aquí ocurre algo que muchas veces no se tiene en cuenta: el precio comunica valor.
Cuando lo bajas sin razón, estás transmitiendo (sin querer) que tu servicio vale menos.
Y si además lo haces con frecuencia, te posicionas como una clínica "low cost", aunque tú no lo seas.
La regla de oro: no regales lo que vale si no sabes por qué lo haces
Hay una gran diferencia entre:
Bajar el precio por miedo a no vender vs Hacer una promoción pensada para fidelizar, atraer o posicionar
Una estrategia de precios inteligente es aquella que te permite generar ingresos, construir marca y atraer al cliente adecuado.
No a la que solo busca precio.
Sino al que valora lo que haces, repite y te recomienda.
¿Cuándo sí tiene sentido hacer un descuento?
Aquí tienes algunos ejemplos de descuentos bien justificados para clínicas estéticas:
1. Campañas puntuales con sentido
Black Friday, Día de la Madre, aniversarios de la clínica, nuevos lanzamientos…
Son momentos perfectos para lanzar una promoción especial con fecha de inicio y fin clara.
2. Premios a la fidelidad
Ofrecer promociones solo a clientas actuales es una estrategia muy potente.
Te permite premiar la confianza, generar exclusividad y fomentar la repetición de tratamientos.
En mi clínica, por ejemplo, solo hacemos descuentos a quienes ya son clientas.
Cuando alguien nuevo me pide una rebaja, le explico que una vez forme parte de la comunidad, tendrá acceso a ofertas exclusivas.
¿El resultado?
Más respeto por el valor de los tratamientos y mayor deseo de pertenecer.
3. Lanzamientos o servicios nuevos
Si estás introduciendo un nuevo tratamiento en tu carta de servicios, un precio promocional puede ayudarte a:
- Validar el servicio
- Generar contenido real (fotos, reseñas)
- Empezar a posicionarlo
Pero ojo: deja muy claro que es una promoción de lanzamiento, temporal y con plazas limitadas.
Lo que no debes hacer con los descuentos
Para que tu estrategia no acabe perjudicando a tu clínica, evita estos errores comunes:
Rebajar precios sin motivo aparente
El cliente lo percibe como falta de coherencia o baja calidad.
Ofrecer lo mismo a todo el mundo
Las promociones deben hacer sentir especial a quien las recibe.
Lanzar descuentos cuando estás desesperada
Suelen atraer a clientas que no repiten.
Convertirte en “la clínica de las ofertas”
Si el cliente sabe que siempre habrá descuento… ¿por qué pagaría el precio completo?
¿Qué comunicar cuando haces una promoción?
Siempre, siempre, siempre, acompaña el descuento de una justificación clara.
No escondas la razón: haz que la promoción tenga una historia detrás.
Ejemplos que funcionan:
“Este mes celebramos nuestro 5º aniversario y queremos darte las gracias con esta promoción especial.”
“Lanzamos nuevo tratamiento y buscamos 5 clientas que quieran probarlo a un precio exclusivo, a cambio de su opinión.”
“Solo para nuestras clientas VIP: acceso preferente a la promoción de primavera.”
Esto genera confianza, urgencia y pertenencia.
¿Qué logras cuando gestionas bien tus precios?
Cuando decides no bajar precios sin sentido, estás construyendo algo más sólido:
Una marca que se respeta a sí misma
Un negocio rentable a largo plazo
Una clientela que te valora y vuelve
Una comunidad que recomienda y defiende tu trabajo
Recuerda: el cliente bueno no busca precio, busca confianza.
Conclusión: No es cuestión de vender más, sino de vender mejor
El miedo a no llenar agenda no debe empujarte a devaluar tu trabajo.
El camino no está en competir por precio, sino en posicionarte con estrategia.
Crea campañas bien pensadas
Premia la fidelidad
Limita el tiempo
Atrae al cliente ideal, no al más barato
Y sobre todo… no hagas descuentos sin justificación.
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